Page 209 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 209

La penúltima verdad                           Philip K. Dick   209


              ‐Esto es todo ‐dijo Cencio, encendiendo las luces de la

           habitación.


              ‐Esa zona corresponde al sector donde está radicada la

           propiedad  de... ‐Foote  consultó  una  de  las  guías  de  la

           policía‐. De un tal David Lantano. Aunque todavía no es


           una residencia; la están construyendo. Se trabaja en ella

           desde hace menos de un año, por lo que jurídicamente se

           sigue considerando una zona radiactiva. Pero está bajo la


           jurisdicción de ese Lantano.

              ‐Hay que suponer, pues, que esos robots eran suyos.

              ‐Sí ‐asintió Foote, pensativo‐. Voy a pedirte, muchacho,


           que repases los segmentos contiguos con la lente de 400

           aumentos  hasta  que  encuentres  el  origen  del  rayo


           desintegrador que convirtió en humo a esos dos robots.

           Quiero saber quién...

              El videocomunicador de su despacho emitió una nota


           suave;  era  su  secretaria,  la  señorita  Grey,  y  los  tres

           destellos luminosos que acompañaron a la señal acústica


           significaban que la llamada era urgente.

              ‐Perdón ‐dijo Foote, volviéndose a la pantalla grande

           del video, a la que Grey pasaría la llamada.


              Apareció en ella el rostro enérgico de Louis Runcible,

           algo mofletudo y sonrosado, con sus anticuados lentes sin

           montura... y su cabeza algo más calva desde la última vez


           que Foote le había visto; un poco menos de su fino cabello

           blanco cubría su cráneo de oreja a oreja.







                                                                                                             209
   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213   214