Page 210 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 210
‐El agente que tengo en mi obra y que trabaja para
usted, me dijo que le avisara inmediatamente si ocurría
algo insólito en mi empresa ‐empezó Runcible.
‐¡Dígame! ‐exclamó Foote, inclinándose con ansiedad
hacia la pantalla al tiempo que ponía en marcha la
grabadora audiovisual, para cerciorarse de que aquella
llamada quedaría debidamente registrada‐. Vamos,
Louis, cuénteme lo que ha pasado.
‐Uno de mis ingenieros ha sido asesinado por un rayo
láser que le atravesó la cabeza, mientras estaba en la obra
que hemos comenzado al sur de Utah. Eso quiere decir
que usted acertó con su percepción extrasensorial: hay
alguien que quiere cazarme.
En la pantalla, Runcible parecía más indignado que
asustado, lo que era natural conociendo su temple.
‐¿Puede usted continuar la obra sin este hombre? ‐le
preguntó Foote.
‐Desde luego que sí. El movimiento de tierras no se ha
interrumpido. Lo encontramos aproximadamente una
hora después de que lo mataran; nadie se dio cuenta de
ello, pues todos estaban muy ocupados. Se llamaba Hig,
Bob Hig. No era uno de mis mejores hombres, pero
tampoco de los peores.
‐Sigan trabajando, pues ‐repuso Foote‐. Desde luego,
enviaremos a uno de nuestros agentes para que examine
el cadáver de Hig; estará ahí antes de media hora, pues lo
enviaré de una de nuestras sucursales. Y a partir de ahora,
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