Page 213 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 213

La penúltima verdad                           Philip K. Dick   213


              ‐Esperemos  a  ver  qué  pasa ‐dijo  Cencio,  con

           escepticismo‐, y veremos si tiene razón.


              ‐Sé que no me equivoco por lo que va a ocurrir ‐repuso

           Foote‐. Falta saber... cuándo ocurrirá.

              Sus facultades no le permitían adivinar con exactitud las


           fechas, y él así lo admitía; podían ser días o semanas, pero

           el plazo no sería muy largo.

              ‐Supongamos ‐dijo Foote, pensativo‐, que el asesinato


           del tal Hig no estuviese dirigido contra Runcible. No le

           afecta demasiado; eso puede significar que el blanco no

           fuese él.


              «Supongamos ‐pensó‐ que aun siendo Hig un empleado

           al  servicio  de  Runcible,  el  ataque  estuviese  dirigido


           contra el propio Stanton Brose».

              ¿Sería efectivamente así?

              ‐¿Te  cae  bien  Brose? ‐preguntó  a  su  experto  en


           fotografía,  encargado  de  estudiar  todos  los  datos

           enviados por los satélites‐espía.


              ‐No  tengo  opinión  formada  al  respecto ‐respondió

           Cencio.

              A lo que Foote dijo:


              ‐Pues  yo  sí.  Brose  no  me  gusta.  No  movería  ni  mi

           meñique  izquierdo  para  ayudarle.  Si  pudiera  evitarlo,

           claro.


              Pero, ¿cómo podía evitarlo? A través del General Holt y

           el  Mariscal  Harenzany,  Brose  controlaba  un  ejército  de

           robots veteranos, más los Archivos de Armas Avanzadas




                                                                                                             213
   208   209   210   211   212   213   214   215   216   217   218