Page 248 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   248


              ‐Naturalmente la toma se hizo desde la vertical, por lo

           que cuesta mucho distinguir la figura. Pero...


              Y guardó silencio.

              ‐¡Vamos, hombre, dilo! ‐exclamó Foote‐. Estoy a punto

           de visitar al Mariscal Harenzany y...


              ‐El hombre que disparó el rayo desintegrador ‐le espetó

           Cencio‐ según la película tomada por nuestro satélite, fue

           Talbot Yancy ‐se interrumpió. Viendo que Foote no decía


           nada, prosiguió‐: Quiero decir que parece Yancy.

              ‐¿Se le parece mucho?

              ‐Es  idéntico.  Hemos  aumentado  el  fotograma  hasta


           tamaño natural. Es exactamente lo que usted, quiero decir

           ellos,  ven  en  las  pantallas  de  sus  televisores.  No  hay


           confusión posible.

              «¡Y  tengo  que  entrar  en  el  despacho  de  Harenzany ‐

           pensó Foote‐ después de recibir esta información!»


              ‐Muy  bien,  muchacho ‐dijo‐.  Muchas  gracias.  A

           propósito,  que  Dios  te  bendiga  por  el  acertadísimo


           momento  psicológico  en  que  me  has  facilitado  esa

           información. Es cuando más la necesitaba.

              Cortó la comunicación y tras un breve titubeo se alejó


           de su volador, a bordo del cual quedaron sus dos robots

           completamente inertes.

              «Fue Yancy quien lo hizo ‐murmuró entre dientes‐. Fue


           él  quien  mató  a  Arlene  Davidson,  luego  a  Bob  Hig,

           después  a  Verne  Lindblom  y  ahora  matará  a  Joseph







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