Page 253 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 253
La penúltima verdad Philip K. Dick 253
‐Esto no es exactamente ‐comentó Blair, al ver su
expresión‐ lo que se llama heredar la Tierra. Quizá no
hayamos sido suficientemente mansos de corazón.
‐Al contrario, creo que hemos sido demasiado mansos ‐
replicó Nicholas.
‐Veo que empiezas a sentir el mismo odio que nosotros
‐le dijo Blair con sorna‐. Nuestro mismo deseo de hacerles
pagar lo que hicieron. Es una idea magnífica. Pero,
¿cómo? Si se te ocurre un medio, dínoslo a todos nosotros.
Mientras tanto... ‐miró a su alrededor con ojos
escrutadores‐. Lo más urgente ahora, es encontrar una
cama para ti. Lantano nos dio...
‐Me gustaría ver a ese Lantano ‐le interrumpió
Nicholas‐, a ese extraordinario hombre de Yance que
parece tener algunos genes de persona decente.
Y a través de él, pensó, quizá logre obtener el artiforg.
A lo que repuso Blair:
‐Pronto le conocerás, muy pronto. Suele aparecer por
aquí aproximadamente a esta hora. Lo reconocerás
porque está muy moreno como consecuencia de las
quemaduras que le ha producido la radiación. ‐Levantó
la mirada y dijo en voz baja‐: Mira, aquí está.
El hombre que acababa de entrar en el refugio no venía
solo; le seguía una fila de robots inclinados bajo sus
cargas, que eran diversos artículos y víveres para los ex
moradores de los tanques que vivían entre las ruinas.
Efectivamente, era muy moreno: su tez brillaba con un
253

