Page 283 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   283


              ‐¿Cómo podéis decir que Yancy es un fraude? Blair lo

           dice; todos lo dicen, incluso tú.


              Con gesto enigmático, Lantano contestó:

              ‐Todos los dirigentes que gobiernan...

              ‐Esto es diferente ‐dijo Nicholas‐, y creo que tú lo sabes.


           Aquí no se trata de contraponer al hombre y su imagen

           pública; el caso no se ha presentado nunca en la historia,

           que yo sepa: la posibilidad de que tal persona no exista.


           Sin embargo, yo le vi. Me salvó la vida.

              «He subido a la superficie ‐se dijo‐, para descubrir dos

           cosas: que Talbot Yancy no existe, contra lo que siempre


           habíamos  creído,  y...  que  sí  existe;  que  tiene  realidad

           suficiente como para destruir a dos robots profesionales


           y  veteranos  que,  si  nadie  los  hubiera  detenido,  me

           habrían matado sin contemplaciones. Matar a un hombre

           es para ellos un acto perfectamente natural; es parte de su


           cometido. Quizás una parte importantísima».

              ‐Todos los dirigentes mundiales tuvieron algún aspecto


           ficticio como parte de su personalidad pública ‐observó

           Lantano‐. Especialmente durante el siglo pasado. Y en la

           época  romana,  por  supuesto.  ¿Cómo  era  en  realidad


           Nerón, por ejemplo? Lo ignoramos. Ellos no lo sabían. Y

           lo mismo puede decirse de Claudio. ¿Fue un idiota o un

           gran  hombre,  incluso  un  santo?  Lo  mismo  podríamos


           decir de los profetas, los religiosos...

              ‐No quieres contestar a mi pregunta ‐dijo Nicholas.







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