Page 288 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 288
‐El robot tipo VI que mandaba a los demás... tomó la
iniciativa de permitirme consultar los registros del
grabador de ondas cerebrales instalado en la pared. El
asesino tiene una onda de tipo alfa clarísima. La introduje
en el Megavac 6‐V para saber a quién pertenecía; esa
computadora tiene las fichas de todos los hombres de
Yance.
Su voz temblaba, lo mismo que sus manos.
‐¿Y qué ficha salió? ‐le preguntó Lantano secamente.
Tras una pausa, Adams contestó:
‐La de Stanton Brose. Por consiguiente, deduzco que
debió de ser Brose quien lo mató, quien mató a mi mejor
amigo.
‐Por lo que ahora se ha quedado usted sin su mejor
amigo, consiguiendo a cambio un enemigo ‐observó
Lantano.
‐Sí, supongo que yo soy el siguiente en la lista de Brose.
Me matará como mató a Arlene Davidson, luego a Hig y
luego a Verne. Sin esos hombres de Foote ‐indicó a sus
cuatro guardaespaldas‐ ya estaría muerto.
Pensativo, Lantano inclinó afirmativamente la cabeza y
dijo:
‐Es muy probable.
Lo decía como si estuviera seguro.
‐He venido aquí ‐prosiguió Adams‐ para pedirle que me
ayude. Por lo que he podido ver... nadie posee su talento.
Brose le necesita; sin nuevos hombres de Yance, jóvenes
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