Page 285 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   285


           en el salón uno de sus robots del servicio doméstico para

           acercársele  con  deferencia‐,  respecto  a  Stanton  Brose ‐


           añadió‐. ¿Qué hay? ‐preguntó al robot.

              ‐Dóminus, hay un hombre de Yance en la periferia de la

           zona  vigilada ‐articuló  el  robot  respetuosamente‐.  Trae


           consigo  su  séquito  personal,  compuesto  por  treinta

           robots. Parece muy agitado y ha pedido una entrevista

           con  usted.  Además  le  acompaña  un  grupo  de  seres


           humanos llamados comandos de Foote, que protegen su

           persona  contra  peligros  reales  o  imaginarios,  según

           órdenes que ha recibido de Ginebra según declara. Parece


           muy asustado y dice que han matado a su mejor amigo y

           que él «será el siguiente». Estas fueron sus palabras tal


           como las registré, señor Lantano. Me dijo: «A menos que

           Lantano (olvidó el tratamiento adecuado en su agitación),

           a  menos  que  Lantano  me  ayude,  yo  seré  el  siguiente».


           ¿Quiere que le franqueemos la entrada?

              Volviéndose a Nicholas, Lantano comentó:


              ‐Es un hombre de Yance del norte de California llamado

           Joseph Adams. Un admirador de ciertos aspectos de mi

           obra. ‐Tras reflexionar un momento, dijo al robot‐: Dile


           que pase y se siente. Pero adviértele que a las nueve tengo

           una reunión de negocios ‐consultó su reloj‐. Ya son casi

           las  nueve;  que  comprenda  que  le  concedo  muy  poco


           tiempo.

              Cuando el robot salió, Lantano le dijo a Nicholas:







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