Page 290 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 290
realistas, perfectos en todos los detalles. Hig, tan pronto
como hubo localizado los artefactos en las excavaciones
de Utah. Lindblom, después de terminar dichos
artefactos y enviarlos al pasado. Y usted será eliminado
cuando termine de escribir sus tres artículos para Natural
World. ¿Los ha terminado ya?
Y le dirigió una penetrante mirada.
‐Sí ‐contestó Adams, con un gesto afirmativo‐.
Precisamente hoy acabo de entregarlos a la Agencia para
ser procesados. Luego los imprimirán en ediciones
antiguas de esa revista, falsas naturalmente pero con todo
el aspecto de ser viejas; por lo visto usted ya lo sabe.
Pero... ‐devolvió a Lantano su penetrante mirada‐,
mataron a Hig demasiado pronto, sin darle tiempo a
llamar la atención de Runcible sobre su hallazgo, pese a
que tenía en marcha su cámara y su grabadora. Hay otros
agentes de Brose infiltrados entre los hombres de
Runcible y éstos, lo mismo que la cámara, comunican que
Runcible no sabe nada; podemos estar seguros de que
ignora totalmente la presencia de esas piezas
arqueológicas en su terreno. Por lo que... ‐bajó la voz
hasta convertirla en un confuso murmullo‐. Eso quiere
decir que algo fue mal.
‐Sí ‐asintió Lantano‐, algo fue mal en el momento crítico.
Tiene usted razón; mataron a Hig demasiado pronto. Casi
fue cuestión de décimas de segundo. Pero le diré algo
más. Su amigo Lindblom fue asesinado por un invento de
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