Page 303 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 303

La penúltima verdad                           Philip K. Dick   303


              Y aquella conversación, gracias al aparatito audiovisual

           que había implantado en el diván, estaba siendo registrada


           por  sus  propios  equipos  de  escucha,  a  cargo  de  sus

           propios técnicos, por increíble y enloquecedora ironía. De

           los  expertos  de  su  propia  empresa,  en  la  sucursal  que


           retransmitía la grabación a su central de Londres. Ya era

           demasiado tarde para borrar la conversación; los datos

           con la importantísima noticia ya habían sido enviados.


           Por supuesto, Brose tenía sus propios agentes infiltrados

           en Webster Foote Limited, lo cual quería decir que tarde

           o temprano, aunque no necesariamente en seguida, hasta


           el  último  detalle  de  aquella  conversación  llegaría  al

           despacho de Ginebra. Lo cual significaba una sentencia


           de  muerte,  comprendió  Foote,  para  todos  los  que  se

           hallaban  presentes  en  aquella  habitación.  Aunque  me

           negase  a  participar,  se  dijo;  aunque  Adams  y  yo  nos


           negásemos,  no  sería  bastante,  porque  el  viejo  Stanton

           Brose  no  querrá  correr  ese  riesgo.  Y,  en  consecuencia,


           nosotros dos también seremos eliminados, por si acaso.

           Para asegurar su absoluta protección.

              En voz alta, Foote dijo:


              ‐Usted tiene la gráfica de las ondas cerebrales de Brose

           captadas  por  el  aparato  que  instaló  Lindblom.  Y  tiene

           acceso al mismo...


              Se dirigía a Adams, naturalmente.

              ‐Un tropismo ‐dijo Lantano, asintiendo con la cabeza.







                                                                                                             303
   298   299   300   301   302   303   304   305   306   307   308