Page 311 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   311


           excavar.  Te  deseo  buena  suerte,  porque  de  ahora  en

           adelante  tendrás  que  arreglártelas  por  tu  cuenta.  Esta


           noche tenemos que ocuparnos de otras cosas.

              Dijo Foote:

              ‐Me  habría  gustado  no  hacer  esto  con  tantas  prisas;


           haber tenido más tiempo para discutirlo ‐tenía miedo. No

           sólo  el  temor  instintivo  ordinario,  sino  un  miedo

           precognitivo, extrasensorial‐. Si tuviéramos un poco más


           de tiempo... ‐murmuró.

              Lantano lo miró fijamente y le dijo:

              ‐¿Cree usted que lo tenemos?


              ‐No, desde luego ‐repuso Foote.






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              Acompañado  de  su  nutrido  séquito  humano  y

           mecánico, Joseph Adams abandonó el salón de la villa,


           seguido de Foote y Lantano, que salieron juntos.

              ‐¿Programó Brose el Gestalt‐macher? ‐preguntó Foote al

           joven moreno... joven entonces pero, como había visto en


           la toma conseguida por el satélite‐espía, capaz o víctima

           de una oscilación que le llevaba a cualquier sector de su

           período vital.


              Lantano le respondió:

              ‐Teniendo en cuenta que la máquina estaba equipada

           con las ondas tipo alfa de...




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