Page 314 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 314
Suponiendo que fuese cierto lo que le había contado. Y
no había modo de verificarlo. ¡Veinte años más de Brose!
Hasta que el viejo tirano tuviese ciento dos años. Una
verdadera pesadilla, se dijo Foote. Y aún no hemos salido
de ella; aún tenemos que despertar.
‐Lo que Adams no sabe ‐dijo Lantano‐ y nunca
averiguará, es un hecho deplorable que no debió
producirse jamás. Hasta el día de su muerte, Lindblom
estuvo debatiendo en su interior una decisión muy difícil
de tomar. En realidad, casi la había tomado; se disponía a
denunciar las reservas morales que Adams sentía frente
al proyecto especial. Sabía que su amigo estaba a punto
de informar a Louis Runcible para evitar que éste cayese
en la trampa que se le había tendido; basándose en la
información confidencial de Adams, Runcible habría
publicado los hallazgos arqueológicos. Habría perdido su
terreno de Utah, pero salvando su imperio económico y
su libertad política. En realidad Lindblom era fiel a la
Agencia, a Brose. Anteponía esa fidelidad a su amistad
por Adams. Lo sé con seguridad, Foote, puede creerme.
Al día siguiente Lindblom habría utilizado los canales
apropiados, que él conocía perfectamente. Sabía a quién
dirigirse para establecer contacto con Brose en su
fortaleza de Ginebra. El mismo Adams temía que esto
ocurriese y sabía que Lindblom tenía su vida en sus
manos... Y esto era consecuencia de la elevada moral, de
los escrúpulos de Adams, cosa más bien rara entre los
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