Page 313 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 313
La penúltima verdad Philip K. Dick 313
y hacer que a Brose le saliese el tiro por la culata. Y lo
conseguí.
‐Pero lo de Lindblom, ¿por qué? Lo de Hig aún lo
comprendo, pero...
Hizo un expresivo ademán de asombro.
Lantano le contestó:
‐Para cargar las culpas a Brose. Para reunir pruebas que
convencieran a Adams de que Brose había matado a su
mejor amigo, al único amigo que tenía en el mundo,
según creo. Yo supuse que la máquina lograría escapar;
no imaginaba que los robots de Lindblom fuesen tan
eficientes y supieran moverse con tal celeridad.
Evidentemente, Lindblom sospechaba algo, pero quizás
esperaba el ataque por otro lado.
‐¿Y qué se ha conseguido con su muerte?
‐Adams ha sido obligado a actuar. Brose es muy
desconfiado; aunque no tiene motivo racional o
consciente, desconfía de mí y me rehuye. No se ha puesto
ni se pondrá nunca a tiro para que yo pueda matarle. Ello
quiere decir que necesito la ayuda de alguien para
alcanzarlo. O bien Brose muere mañana por la mañana
cuando visite el despacho de Adams, que es uno de los
pocos lugares que Brose se atreve a visitar, o bien sigue
vivo y tenemos Brose para otros veinte años, puede estar
usted seguro de ello.
‐En tal caso ‐comentó Foote‐, usted hizo lo que debía.
313

