Page 15 - Limbo - Bernard Wolfe
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buscando señales de la tensión que había sido una



            tortura  crónica  para  todos  ellos  antes  de  la


            Mandunga.  Sabía  lo  que  debía  buscar:  ojos


            entrecerrados, labios rígidos y apretados, frentes


            fruncidas, una encorvada rigidez en los músculos


            de los hombros... la tensión de aquellos que viven


            en un mundo de perpetuas fintas y ataques.



                  No, no había nada de aquella llamada tensión


            en esos hombres antes trastornados. Si acaso, sus


            rasgos  y  sus  cuerpos  parecían  haberse  relajado


            hasta  el  punto  de  desmoronarse:  cabezas


            bamboleantes, bocas abiertas y colgantes, brazos


            y  piernas  desparramados  como  sacos  de  maíz


            sobre  plataformas  de  carga.  Bueno,  un  hombre



            adormilado no le parte la nariz a su tío.


                  Más  allá  de  los  cubículos  estaba  la  enorme


            cámara  de  experimentación  con  animales  en  la


            cual  los  tarseros,  titíes,  pottos,  lemures  y



            chimpancés se apiñaban inquietos en sus jaulas,


            la mayor parte de ellos llevando también vendajes


            en  la  cabeza;  más  allá,  el  laboratorio  donde  se


            hallaban la mayor parte de los encefalógrafos y


            otros aparatos movidos por energía del doctor; y


            finalmente, en el rincón más alejado de la cámara


            subterránea, la sala de operaciones. La mirilla de


            aquella  puerta  era  de  cristal  ordinario  de  dos



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