Page 19 - Limbo - Bernard Wolfe
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De la máquina, que contenía un surtido de
finos electrodos de acero unidos mediante hilos
—espiralados a los circuitos electrónicos del
interior, Martine seleccionó una aguja y la acercó
al expuesto cerebro. Aplicó cuidadosamente la
punta a una zona del córtex, indicó con un gesto
que estaba preparado. Rembó giró uno de los
diales de control en el panel de mandos de la
máquina. La pierna izquierda de Moaga saltó
hacia arriba y se contorsionó en un involuntario
entrechat. Otro contacto hizo que sus hombros se
agitasen, otro convirtió sus manos en puños y los
hizo azotar el aire, un cuarto hizo rechinar sus
dientes.
Luego el doctor inició los tests de estimulación
múltiple, aplicando cuatro, luego seis, luego ocho
y diez agujas simultáneamente a varios centros
corticales; con el flujo final de corriente el rostro
de Moaga se contorsionó, sus músculos se
crisparon espasmódicamente, y su abdomen se
arqueó separándose de la mesa y se hinchó. Pese
a sí mismo Martine sintió que sus propios
músculos abdominales se contraían, siempre
sufría esa misma respuesta simpática a aquel
amago de coito inducido por unos cuantos
amperios expertamente distribuidos.
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