Page 114 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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Joe se lanzó tras él. El intruso había corrido hasta la
mitad de la habitación y miraba alrededor
moviendo la cabeza como si buscara algo
desesperadamente. Joe lo agarró del abrigo y tiró de
él con tanta fuerza como pudo. Estaba tenso como
un cable de acero, así que el resultado fue algo
exagerado: el hombre tropezó con sus propios pies
y cayó al suelo, donde quedó tendido boca abajo
con las manos debajo del cuerpo.
—¿Qué coño hace? —soltó Joe—. ¡Qué está
haciendo!
Sin embargo, en ese preciso instante, los dos
hombres se quedaron congelados.
Ahí fuera, en algún lugar, alguien o algo aullaba.
El sonido era como el lamento de una hiena, pero
más agudo; como el aullido de un lobo, pero
estridente. Era un sonido arrastrado y casi
sobrenatural, algo que Joe no había escuchado en su
vida pero que le recordaba a los gruñidos
desesperados de un cerdo en un matadero. Pero
había algo más; el alarido poseía una dimensión
vibratoria insoportable, un trasfondo grave y
amenazador que tuvo un efecto inmediato en los
dos hombres. Joe se llevó las manos a los oídos,
como si no pudiera soportar el sonido ni un
segundo más. Enseñaba los dientes apretados y
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