Page 116 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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—¡BASTA! —exclamó.
—¡NO, NO, NO!
De pronto, Joe lanzó el brazo hacia atrás y lo
proyectó hacia delante, sacudiéndole una sonora
bofetada en la cara. El hombre retrocedió un par de
pasos, con ojos despavoridos, y terminó cayendo en
la cama, perplejo y boquiabierto. Joe iba a decir algo
cuando, de pronto, el extraño se abalanzó hacia él
gruñendo como una bestia mitológica. El impacto
lo hizo retroceder hasta la pared, al otro lado de la
puerta, donde se vio obligado a soltar todo el aire
de sus pulmones con un sonoro bufido. El hombre
seguía encima de él, descargando golpes bastante
torpes que no parecían dirigidos a ningún lugar en
concreto; casi todos fallaban y acababan golpeando
la pared de madera. En medio del vendaval de
brazos y puños, una mano crispada cruzó la cara de
Joe dejando una serie de marcas de uñas. Joe cerró
los ojos a tiempo.
—¡NO, NO, NO! —bramaba el intruso sin parar.
Joe se zafó como pudo, intentando poner distancia.
Necesitaba un poco de espacio; el intruso atacaba
como si fuera un gato salvaje, lanzándole zarpazos
a la cara.
Por fin, utilizando las piernas, Joe consiguió apartar
a su atacante. El golpe lo alcanzó en pleno
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