Page 118 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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policía. Joe respondió en el acto; la pala silbó al
cortar el aire y lo golpeó en la cabeza. Sonó un
insoportable crujir de huesos que resultó, a la vez,
extrañamente metálico. El intruso fue desviado
hacia un lado, dio contra la pared y resbaló hasta el
suelo, donde se dio media vuelta y se quedó
tendido, inmóvil.
Joe dejó caer la pala al suelo, súbitamente
horrorizado. La pala repiqueteó brevemente y
después un súbito silencio llenó la habitación. ¿Qué
había hecho? ¿Qué había pasado? El sonido del
cráneo resquebrajándose resonaba todavía en su
cabeza como el eco de un tambor de guerra,
ominoso y acuciante. Joe se limitó a permanecer en
el sitio, silencioso, concentrado tan solo en la figura
inerte que yacía junto a sus pies, intentando
descubrir algún movimiento del pecho o los
párpados. ¿Se estaba moviendo? «Por Dios, que se
mueva, que empiece a subir y a bajar como un
fuelle, aunque suene como el tubo de una pipa
empapado de residuos de alquitrán».
Pero no se movió.
Joe se pasó una mano temblorosa por la frente.
Estaba empapada de sudor, pero no reparó en ello.
Solo podía pensar en el cuerpo, el cuerpo inerte.
Demasiado inerte…
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