Page 288 - El Jugador - Iain M. Banks
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montones de personas, ápices en su mayoría, y Gurgeh
tuvo la impresión de que les encantaba que hablara con
ellas en lo que al parecer era un eáquico bastante pasable.
Flere‐Imsaho le fue murmurando que hiciera y dijera
ciertas cosas y Gurgeh se oyó pronunciar las palabras
correctas y se vio ejecutar los gestos adecuados, pero la
impresión global que sacó de todo aquello se redujo a un
caos de movimientos, ruidos y personas que no le
escuchaban (y cuyos cuerpos desprendían olores bastante
fuertes y poco agradables, aunque estaba seguro de que
ellas pensaban lo mismo de él), y también tuvo la extraña
sensación de que se reían disimuladamente de él cuando
les daba la espalda.
Aparte de las obvias diferencias físicas todos los
azadianos parecían gente dura, sólida y decidida ‐‐al
menos comparados con el habitante promedio de la
Cultura‐‐; más llenos de energía e incluso ‐‐si llevaba su
examen al extremo de la crítica‐‐ bastante más neuróticos.
Al menos, ésa fue la impresión que le produjeron los
ápices. Los machos, a juzgar por los pocos que vio,
parecían menos animados y más estólidos, así como más
corpulentos, mientras que las hembras daban la
impresión de ser más calladas (como si estuvieran
continuamente absortas en sus pensamientos), y tenían
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