Page 358 - El Jugador - Iain M. Banks
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clavados  en  el  tablero,  y  se  mantuvo  inmóvil  en  esa

            postura  durante  tanto  tiempo  que  los  otros  jugadores


            creyeron  que  había  olvidado  que  le  tocaba  mover  y

            hablaron  con  el  Adjudicador  para  pedirle  que  se  lo

            recordara.


                  Gurgeh colocó la pieza en el lugar que había escogido.

            Era como si estuviera viendo dos tableros, el que estaba

            delante de él y el que había grabado en su mente la noche


            anterior. Los otros jugadores hicieron sus movimientos y

            fueron obligándole a retroceder hasta que Gurgeh quedó

            confinado en una zona muy reducida del tablero con sólo

            un par de piezas que se movían erráticamente de un lado


            a otro libres fuera de ella.

                  Cuando llegó, tal y como había sabido que llegaría sin

            querer admitirlo ante sí mismo, la..., sí, la revelación ‐‐

            pues era la única palabra que le parecía adecuada‐‐ hizo


            que sintiera un deseo casi incontenible de echarse a reír.

            Lo  que  hizo  fue  mecerse  hacia  atrás  y  hacia  adelante

            asintiendo lentamente con la cabeza. El sacerdote le lanzó


            una mirada expectante, como si estuviera esperando que

            aquel  estúpido  humano  se  rindiera  de  una  vez,  pero

            Gurgeh  alzó  la  cabeza  y  le  sonrió.  Repasó  su  delgado


            mazo escogiendo las cartas más sólidas que le quedaban,

            se  las  entregó  al  Adjudicador  e  hizo  su  siguiente






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