Page 385 - El Jugador - Iain M. Banks
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broches  antigravitatorios  que  la  hacían  ondular  y

            deslizarse  como  si  fuera  una  imagen  tomada  a  cámara


            lenta.  Cada  grácil  movimiento  de  aquellas  cabezas  tan

            delicadas adquiría una asombrosa irrealidad.

                  El traje de Inclate tenía el color eternamente cambiante


            del aceite sobre el agua y estaba tachonado de joyas que

            parpadeaban como si fuesen estrellas; y At‐sen llevaba un

            videotraje al que su fuente de energía oculta hacía brillar


            con  un  suave  resplandor  rojizo.  La  gargantilla  que

            rodeaba su cuello actuaba como un pequeño monitor de

            televisión y mostraba una imagen distorsionada de lo que

            había  a  su  alrededor:  Gurgeh  a  un  lado,  el  escenario


            detrás, una de las damas de Za al otro lado y la otra en el

            extremo  opuesto  de  la  mesa.  Gurgeh  le  enseñó  su

            brazalete  Orbital,  pero  At‐sen  no  pareció  demasiado

            impresionada.


                  Za estaba jugando a las cartas con sus dos damas, que

            no paraban de reír mientras manejaban aquellos naipes

            adornados con joyas tan delgados que casi dejaban pasar


            la  luz.  Una  de  las  damas  se  encargaba  de  anotar  la

            puntuación  en  un  cuadernito  acompañando  cada  cifra

            con muchas risitas y fingidas muestras de preocupación.


                  ‐‐¡Pero  Jernou!  ‐‐dijo  At‐sen  desde  la  izquierda  de

            Gurgeh‐‐. ¡Debes posar para que te hagan un retrato de






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