Page 387 - El Jugador - Iain M. Banks
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metió los dedos en su copa e intentó rociar a Za con el
licor, pero éste consiguió esquivarlo.
‐‐Sí, Jernou, ven ‐‐dijo Inclate, y puso las dos manos
sobre el brazo de Gurgeh‐‐. Vamos todos. Aquí no se
puede respirar, y el ruido es tan terrible...
Gurgeh sonrió y meneó la cabeza.
‐‐No, me temo que sólo conseguiría decepcionaros.
‐‐¡Oh, no! ¡No!
Los esbeltos dedos de Inclate tiraron de sus mangas y
se curvaron alrededor de su brazo.
La discusión acompañada de bromas y
sobreentendidos prosiguió durante algunos minutos. Za
se mantuvo inmóvil junto a la mesa sonriendo
flanqueado por sus dos damas mientras Inclate y At‐sen
intentaban levantar a Gurgeh por la fuerza o hacían
mohines y protestaban intentando persuadirle de que las
acompañara.
Todos los medios que utilizaron acabaron fracasando.
Za se encogió de hombros, y sus damas lograron contener
la risa el tiempo suficiente para imitar aquel gesto que no
entendían.
‐‐Muy bien, jugador ‐‐dijo‐‐. ¿Quieres quedarte aquí?
Pues quédate, hombre.
Za se volvió hacia Inclate y At‐sen, que se habían
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