Page 392 - El Jugador - Iain M. Banks
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obesidad y la piel muy blanca. Su cuerpo estaba lleno de
inmensos morados multicolores que parecían grabados
gigantescos. Los de su pecho y su espalda eran los más
grandes y mostraban rostros azadianos. La mezcla de
negros, azules, púrpuras, verdes, amarillos y rojos se
combinaba para formar retratos de una sutileza y una
precisión increíbles, y el lento flexionarse de los músculos
del hombre parecía darles vida haciendo que cada rostro
cobrara nuevas expresiones que cambiaban
incesantemente. Gurgeh le contempló fascinado y
contuvo el aliento casi sin darse cuenta.
‐‐¡Allí! ‐‐gritó Inclate para hacerse oír por encima del
palpitar de la música.
Gurgeh sintió que tiraba de su mano. Empezaron a
abrirse paso por entre el gentío hacia el lugar en que se
encontraba At‐sen, muy cerca del escenario. At‐sen
estaba con un ápice que la sacudía con tanta violencia que
la hacía temblar mientras señalaba al hombre del
escenario. At‐sen tenía la cabeza baja y sus hombros se
estremecían como si estuviera llorando. El videotraje
estaba desconectado y la tela gris colgaba de ella como
una criatura fláccida y sin vida. El ápice la abofeteó (la
melena negra onduló lánguidamente) y volvió a gritar
algo ininteligible. At‐sen cayó de rodillas. La melena
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