Page 496 - El Jugador - Iain M. Banks
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unas mantas maltrechas con la cabeza apoyada en un saco

            muy sucio. Gurgeh no logró averiguar de qué sexo era.


            Los  harapos  no  ofrecían  ninguna  pista  que  permitiera

            adivinarlo.

                  Gurgeh abrió la boca, pero la unidad le hizo callar con


            un siseo casi inaudible.

                  ‐‐Es una de las personas que se niegan a trabajar de las

            que  te  habló  Pequil,  alguien  que  ha  abandonado  la


            comarca  rural  donde  nació.  Ha  estado  bebiendo...  La

            pestilencia que hueles sólo contiene una parte de alcohol.

            El resto proviene de su cuerpo.

                  Las fosas nasales de Gurgeh aún no habían captado las


            vaharadas de hedor que brotaban del macho acostado en

            el  suelo  del  callejón.  El  olor  era  tan  desagradable  que

            sintió una oleada de náuseas.

                  ‐‐Vámonos ‐‐dijo Flere‐Imsaho.


                  Salieron  del  callejón.  Gurgeh  tuvo  que  pasar  por

            encima  de  otros  dos  durmientes.  La  calle  en  que  se

            encontraron estaba muy mal iluminada, y apestaba a algo


            que  Gurgeh  sospechó  se  suponía  era  comida.  Unos

            cuantos peatones caminaban lentamente por las aceras.

                  ‐‐Encórvate un poco ‐‐dijo la unidad‐‐. La capa te hará


            pasar por un discípulo de Minan, pero no permitas que la

            capucha resbale y no camines erguido.






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