Page 500 - El Jugador - Iain M. Banks
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sencillamente, un grupo de jóvenes dándole una paliza a

            un  anciano  sólo  por  el  puro  placer  de  dársela  y  estas


            personas prefieren observar a hacer nada para impedirlo.

                  Cuando  la  unidad  hubo  terminado  de  pronunciar

            aquellas  palabras  Gurgeh  se  dio  cuenta  de  que  se


            encontraba en primera fila. Dos ápices se volvieron hacia

            él y le observaron en silencio.

                  Gurgeh  se  preguntó  qué  ocurriría  ahora.  Tenía  la


            extraña  sensación  de  estar  presenciándolo  todo  desde

            muy lejos. Los dos ápices le gritaron algo ininteligible, se

            dieron  la  vuelta  y  empezaron  a  hablar  con  los  demás

            mientras  le  señalaban  con  el  dedo.  El  grupo  estaba


            compuesto por seis jóvenes. Los ápices se quedaron muy

            quietos  sin  prestar  ninguna  atención  al  macho  que

            gimoteaba débilmente en el suelo y clavaron los ojos en el

            rostro de Gurgeh. Uno de ellos, el más alto, se llevó la


            mano  a  sus  ceñidos  pantalones  con  adornos  metálicos,

            manipuló un botón o una cremallera y exhibió la vagina

            semifláccida en su posición invertida. Sonrió, se la ofreció


            a Gurgeh y giró sobre sí mismo para enseñársela al resto

            de la multitud.

                  No  ocurrió  nada  más.  Sus  jóvenes  compañeros


            observaron  durante  unos  momentos  los  rostros  de

            quienes  les  rodeaban  sin  dejar  de  sonreír  y  se  fueron.






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