Page 682 - El Jugador - Iain M. Banks
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su insoportable sensación de victoria. Gurgeh bajó la vista
para no seguir contemplando aquel espectáculo tan
terrible, giró sobre sí mismo y abandonó el salón.
No hubo vítores ni felicitaciones. Nadie más podía ver
la revelación que los ojos de Gurgeh habían contemplado
en el tablero. Flere‐Imsaho se mostró tan preocupado e
irritante como de costumbre, pero la unidad tampoco se
había dado cuenta de nada y siguió preguntándole cómo
creía que iba la partida. Gurgeh mintió. La Factor
limitativo pensaba que la situación pronto experimentaría
un cambio radical. Gurgeh ni tan siquiera se tomó la
molestia de explicarle que todo había terminado, pero
quedó un poco desilusionado. Había esperado más de la
nave.
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Cenó a solas con la mente en blanco. Fue a nadar en la
piscina que había en el último sótano del castillo y se
sumergió dentro de aquel agujero tallado en el
promontorio rocoso sobre el que había sido construida la
fortaleza. Estaba solo. Todos los demás habían subido a
las torres del castillo o a las murallas más altas o se habían
marchado en las aeronaves para contemplar el resplandor
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