Page 362 - La Nave - Tomas Salvador
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Shim, de risas repetido, contestaba al momento:
—De escuchar a las hembras las batallas del
hombre
serían en la cama. Perdona, Sad, la burla.
Es tan corta la vida, amada, que un solo instante
nulo es peor que una herida. Tal es mi herida
cierta.
—•ʺ¿Y adonde irás de nuevo, Navarca apaleado,
huesos
sin carne, torrente de palabras para desgracia mía?
—Lo ignoro, Sad. No existirá descanso mientras
la sombra
dure del miedo y la ignorancia. Estoy cansado,
dices,
y es cierta tu palabra: me duelen las heridas,
me duele la profunda ruptura de la ausencia
y la terrible conciencia dolorosa del sueño
cuando es cansancio sin huella. No puedo
detenerme,
amada, ni siquiera a tu lado. Cuando haya
recobrado
un poco de mi aliento empezaré de nuevo un poco
de lo mucho que está sin terminar. Se cumplirá
el destino. El pueblo kros espera. Está madura
la unión y es cierta la ventura. ¡Ay, Sad, si lograra
unir a los que sueñan y viven en la Nave...!
No fue largo el descanso: apenas un suspiro de
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