Page 280 - Triton - Samuel R. Delany
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Cuando finalmente se levantó, la gente ya estaba
yendo de un lado para otro. En el nivel superior, en la
parte de arriba de las escaleras, la cubierta de la piscina
se había retraído sobre sí misma. Algunos chapoteaban
ya en ella. Lámparas, barra del bar, esculturas y mesas
estaban de nuevo fuera; y se había abierto una trampilla
con peldaños descendentes que conducían a la sección de
caída libre de la cabina: un tambor tan grande como éste
y justo «debajo» del provisto de «auténtica» (es decir,
sólo en aceleración) gravedad. («Se ruega que los
pasajeros no pasen líquidos de uno a otro nivel», decía el
cartel en el panel junto a la escalera, cuyos anillos de
plástico blanco mostraban ya cuatro o cinco bebidas por
terminar.) Tras completar su circuito de la piscina, Bron
descendió los enmoquetados escalones, con una bebida
en las manos ahora, mientras tres personas subían riendo
histéricamente acerca de cualquier tontería.
Su diván de aceleración resultó contener un número
interminable de cajones, compartimientos y huecos
entrelazados e interconectados, cuya utilidad un
pelirrojo huesudo y charlatán, casi lo bastante bajo como
para ser un enano, se apresuró a demostrarle. Se trataba
de una cama, por supuesto; simplemente tire de esta
palanca de aquí, y una burbuja de intimidad a prueba de
sonidos ‐bueno, casi a prueba de sonidos‐ caerá sobre
toda esa cosa. Puede hacerla opaca o transparente con ese
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