Page 292 - Triton - Samuel R. Delany
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No había ningún mueble.
Permaneció allí casi cinco horas.
Finalmente, cuando ya empezaba a sentir hambre y
sed, tuvo que ir al baño. Al lado de la puerta, en una
esquina del suelo de cemento, había un pequeño desagüe
de metal verde. Orinó en él y se preguntó dónde se
suponía que debía de hacer todo lo demás.
Estaba sentado en la esquina contraria a él cuando la
puerta hizo sonar todos sus cierres y se abrió. Dos
guardias uniformados de rojo y negro entraron, lo
pusieron en pie de un tirón y lo sujetaron aplastado
contra la pared, tras lo cual un hombre robusto y calvo,
vestido con el en apariencia menos confortable de los tres
estilos, entró y dijo:
—Está bien. ¿Qué sabe usted de esa gente?
Bron pensó que se refería a los guardias.
—¡La delegación lunera!
—¿...nada...? —dijo Bron, sin acabar de comprender.
—Díganoslo, o se lo arrancaremos de todos modos...,
y los lugares de su cerebro de donde se lo arranquemos
no volverán a servirle para nada debido al tejido
cicatricial..., suponiendo que tenga usted alguna
posibilidad de utilizarlos de nuevo allá donde lo
enviaremos para el resto de su vida cuando hayamos
terminado.
Bron se sintió bruscamente furioso y aterrado.
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