Page 298 - Triton - Samuel R. Delany
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—¿Estás bien?
Fuera en los escalones de piedra, Bron inspiró
profundamente.
—¡Sabes lo que me han hecho! Sam, sabes lo que
ellos...
—No lo sé —dijo suavemente Sam—. No deseo
saberlo. Y, si te importan algo mi vida o tu propia
libertad, nunca describas nada de lo que te ha sucedido,
ni a mí ni a nadie, mientras siga esta guerra. De hecho,
eso hace un nunca definitivo.
El miedo ‐parte de él, al menos‐ cuajó; y se convirtió
en furia. Pero aún seguía habiendo miedo. Finalmente
salió, tan venenosamente como le fue posible
(abandonaron el fondo de las escaleras y giraron hacia la
esquina):
—Supongo que simplemente el gobierno se equivocó
otra vez.
Sam le miró.
—Nuestro gobierno estaba en lo cierto. Es el de ellos
el que estaba equivocado. —En la esquina, Sam se detuvo
y se volvió hacia él—. No, no previmos eso. Lo siento.
Las luces penetraban en las cuatro direcciones en la
reluciente oscuridad.
Bron observó que la calle estaba mojada. ¿Había
permanecido encarcelado durante una de esas lluvias de
las que hablaban las fábulas y que algunas regiones de la
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