Page 321 - Triton - Samuel R. Delany
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barbudo con montones de anillos, en sus orejas y en sus
dedos)—, nadie lucha en ella con soldados.
—Siéntate —animó Sam a Bron desde atrás. Y, a la
gente del banco, cuando pareció que nadie estaba
dispuesto a hacerles sitio, con la más afable de sus
sonrisas—: ¿Qué os parece si os corréis un poco y nos
dejáis algo de espacio?
Tres personas volvieron bruscamente sus cabezas,
como sorprendidas. Se miraron vacilantes entre sí..., una
incluso intentó sonreír y, finalmente, se deslizó hacia un
lado en el banco: dos movieron sus sillas. Como si, pensó
Bron, sus tiempos de respuesta, reacción y demora
fueran distintos. ¿Es ésa, se preguntó, la razón por la que
ellos creen que nosotros somos bárbaros pretenciosos y
nosotros que ellos son demasiado refinados y
mezquinos? Se sentó en el extremo del banco y se sintió
como un alienígena en un mundo alienígena, mientras
Sam tomaba una silla de alguna parte, se dejaba caer en
ella y se reclinaba hacia atrás también.
—¿Vas a ir a cavar esta mañana? —preguntó alguien
a la Púa.
—¡Ja! —respondió ésta. Aquélla era la parte brutal de
su risa. Hizo golpear las patas delanteras de su silla
contra el suelo—. Quizá dentro de un par de días. Pero la
organización de la compañía me ocupa demasiado
tiempo en estos momentos.
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