Page 415 - Triton - Samuel R. Delany
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seco chasquido. Golpeó, como una placa de pizarra gris,
contra el quiosco de la estación de transporte, el cual,
como ante el impacto del papel‐seda, se sacudió. Un
trozo del techo del quiosco fue arrancado y se alejó
girando sobre sí mismo, rebotando contra el suelo de la
plaza, golpeó a un hombre, que cayó de rodillas
sujetándose la cabeza, y destrozó el cristal de un
escaparate. Y las paredes del quiosco estaban cayendo,
estaban siendo arrancadas, se deslizaban a través del
suelo.
Y se estaba haciendo oscuro.
Tambaleándose al fuerte viento, Bron alzó te vista.
Los colores del escudo, formando manchas, se
desvanecían hacia el negro..., un negro que parecía de
pronto mucho más vacío que ninguna otra cosa que
hubiera visto nunca. Las luces horarias en torno a la plaza
se habían apagado también. ¡Y las estrellas...! (Una cuarta
parte del cielo estaba oscuro; ¡más de una cuarta parte!)
Parecían como las brillantes puntas de largas agujas,
apuntadas hacia él, a tan sólo unos centímetros de
distancia. ¡Y el rugir! En alguna parte, algo se estaba
acumulando e hinchando, y luego... ¡se desató! Bron fue
empujado hacia atrás. Sus rodillas golpearon el banco;
cayó, aferrándose al asiento, sintió que algo golpeaba el
banco con la suficiente fuerza como para hacerlo vibrar.
Se dejó caer al suelo, tan plano como le fue posible.
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