Page 416 - Triton - Samuel R. Delany
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Alguna otra cosa golpeó el banco y se hizo pedazos. Bron

           abrió bruscamente los ojos al mordiente viento.


                En  alguna  parte  la  gente  coma  y  gritaba.  Luego,  el

           rugir del viento clavó una cuña entre ellos y él; el banco

           se estremeció encima de él. Un extremo se desprendió del


           suelo. Y Bron se puso en pie; y corrió. El viento que crecía

           a su izquierda cambió de dirección, casi noventa grados,


           cuando apenas había dado media docena de pasos, y lo

           arrojó al suelo sobre sus palmas y rodillas. Se puso de

           nuevo en pie, dio otro paso y... cayó, en un movimiento


           lento, mientras el aire era expulsado violentamente de

           sus pulmones. Su rostro y sus ojos y sus oídos ardían. Se

           dejó caer al suelo que se alzaba, lentamente, bajo él; y se


           abría (lo notó) no muy lejos de él.

                Luego,  todo  el  aire  volvió  a  caer,  rugiendo.  El

           pavimento bajo su palma se abrió..., sólo un poco. Cosas


           pequeñas  golpearon  sus  mejillas,  orejas,  piernas  y

           manos. Sus ojos apenas eran dos ranuras. Y al momento


           siguiente  estuvo  de  pie  y  corriendo.  ¿Había  golpeado

           algo  su  cadera?  Le  dolía  miserablemente.  Siguió

           corriendo, pese al dolor.


                Las  luces,  aquí  y  allá,  en  sus  lagrimeantes  ojos,

           iluminaban fragmentos de una ciudad irreal. Se detuvo.


           El viento seguía soplando rabioso pero ‐se dio cuenta de

           pronto‐  no  a  su  alrededor.  En  algún  lugar,  lejos,  algo

           inmenso se derrumbó, y se tomó un largo tiempo para




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