Page 123 - Anatema - Neal Stephenson
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nuestro cenobio. Quin me dedicó una mirada de difícil
interpretación y fue tras él.
Se había producido un altercado entre la mujer desolada
y las sures. Aparentemente, algún ignorante le había dicho
a la mujer que le darían dinero por su bebé. Las sures le
habían contado la verdad con toda la cortesía de la que
eran capaces.
Varios extras más habían entrado. Un grupo de media
docena, en su mayoría hombres, todos vestidos
decentemente pero con ropa barata. Hablaban con un
grupito formado en su mayoría por avotos de mayor edad.
El visitante más llamativo iba ataviado con una túnica
gruesa de colores chillones y un globo en un extremo.
Supuse que era el sacerdote de alguna nueva arca
contrabaziana. Hablaba con fra Haligastreme: grande,
calvo, fornido y barbudo, con aspecto de haber llegado del
Periklyne después de una rápida discusión ontológica con
Thelenes. Era un geólogo teorético y el PEI del capítulo
edhariano. Escuchaba con cortesía, pero continuamente
lanzaba miradas sin disimulo alguno a la pareja de jerarcas
de paño púrpura que estaban de pie a un lado:
Delrakhones, el Guardián Fensor, y Statho, el Primado.
Rodeando ese grupo, pasé cerca de otra conversación.
Una de las visitantes hablaba con fra Jesry. Estimé que
tendría unos treinta años, aunque las mujeres de
extramuros se arreglaban el pelo y la cara de una forma
que hacía difícil estimar esas cosas; pensándolo mejor, era
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