Page 125 - Anatema - Neal Stephenson
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Lo  primero  que  vi  fue  que  la  gente  había  dejado  un


          montón  de  basura  al  otro  lado  de  nuestros  muros.

          Aparentemente  incluso  la  había  habido  frente  a  las

          puertas, aunque la habían retirado como preparación para


          Apert.

            En esta época, era en el vecindario situado al otro lado de

          la Puerta de Década donde los artesanos tenían sus talleres


          y, por tanto, los materiales apoyados en los muros eran

          sobre  todo  madera,  tuberías,  rollos  de  cable  o  tubos  y

          herramientas  de  mango  largo.  Caminamos  un  rato  en


          silencio, limitándonos a mirar. Pero nos acostumbramos

          antes de lo que cabría suponer y nos olvidamos de que


          éramos fras.

            —¿Crees que esa mujer quería un connubio contigo? —

          le pregunté.


            —Un… ¿cómo se llama?

            —Un connubio atlaniano.


            Era llamado así por un fra Decenario del siglo XVII a.R.,

          que veía a su verdadero amor diez días cada diez años y

          pasaba  el  resto  escribiéndole  poemas  y  sacándolos  a


          escondidas  del  cenobio.  La  verdad  es  que  eran  buenos

          poemas, tallados en piedra en algunos lugares.

            —¿Por qué crees que una mujer iba a querer algo así? —


          me preguntó.

            —Bien,  no  te  arriesgas  a  quedarte  embarazada  si  tu

          compañero es un fra —comenté.







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