Page 168 - Anatema - Neal Stephenson
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—¿Te acuerdas de la barrera que hemos pasado?
—¿En la cima de la torre?
—Sí. Bien, recuerda que hay otras cuatro torres. Cada
una tiene su cancela.
—¿Una por cada cenobio?
—Exacto. Durante las horas nocturnas, el Maestro de las
Llaves, un ayudante de Guardiana Regulante, las cierra
todas menos una. Por tanto, en una noche, sólo los Dieces
tienen acceso a la escalera y el astrohenge. A la noche
siguiente es posible que les toque a los Centenos. Y así
sucesivamente.
Cuando llegamos al punto donde el contrapeso de la
Centuria se apoyaba en su raíl, nos detuvimos unos
minutos para que Cord pudiese apreciarlo. También
miramos a través de las celosías de la pared sur para ver
el taller donde trabajaba. Rehíce mentalmente el camino
de la mañana y localicé la casa de la familia de Jesry en la
colina.
Cord seguía buscando fallos en nuestra Disciplina.
—Esos guardianes y demás…
—Jerarcas —dije.
—Supongo que se comunican con los demás cenobios,
¿no?
—Y también con los Ati, el mundo secular y otros
concentos.
—Entonces, cuando hablas con uno de ellos…
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