Page 240 - Anatema - Neal Stephenson
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la presencia de Rosk. Jesry sentó a toda su familia en la
mesa contigua; su espalda casi tocaba la mía. Luego le hizo
un gesto a Orolo y le convenció para que se sentase con
nuestro grupo. Orolo atrajo a Lio y a otros errabundos
solitarios, que llenaron nuestra mesa.
Dath era una de esas almas tranquilas y dulces capaces
de plantear preguntas muy básicas sin ningún pudor. Yo
intenté responderle con el mismo espíritu.
—Sabes que soy un imizar, primo —dije—. Así que la
diferencia entre los imizares y nosotros no es que seamos
más listos. Evidentemente no es así.
El tema había surgido cuando la gente llevaba tanto rato
comiendo, bebiendo, charlando y cantando antiguos
villancicos que resultaba claro que no había ninguna
diferencia. Dath, que había superado sus pasadas
penalidades con su sentido común intacto, había estado
observando y tomando nota… se le notaba en la cara. Y,
por tanto, había planteado la cuestión de para qué
molestarse en levantar muros… ¿A qué tener un
extramuros y un intramuros?
Orolo lo oyó y se volvió para mirar a Dath.
—Te resultaría más fácil comprenderlo si pudieses ver
uno de los cenobios mínimo —dijo.
—¿Cenobios mínimo?
—Algunos no son más que un apartamento de una sola
habitación con un reloj eléctrico colgado de la pared y una
estantería bien surtida. Allí vive un avoto en soledad, sin
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