Page 245 - Anatema - Neal Stephenson
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impresión de que era un baile campestre. La música era
encantadora a pesar de que cada pocos segundos el
gimoteo de los cismexes la interrumpía.
Luego comimos y bebimos más. A continuación los fras
del Nuevo Círculo cantaron su pieza, que fue mucho
mejor recibida que el baile tensorial. Luego comimos y
bebimos aún más. Statho hizo que todo avanzase, como
Cord manejando su fresadora de cinco ejes. No estábamos
acostumbrados a verle trabajar tanto, pero con esa velada
se estaba ganando la cerveza. Para los visitantes, no era
más que una comida gratis con números musicales raros,
pero en realidad era un ritual tan antiguo y tan importante
como Provenir, por lo que había algunos detalles de
obligado cumplimiento si querías superarlo sin una
reprimenda de la Inquisición. Y Statho era de esos que lo
habrían hecho bien aun sin tener a Varax y Onali allí
sentados y pidiéndole que les pasase la sal.
Presentaron a fra Haligastreme para que dijese algunas
palabras en nombre del capítulo edhariano. Intentó hablar
de lo que yo antes le había comentado a Dath y fracasó
todavía más. Era el hombre más gracioso del mundo si te
acercabas a él y le hacías una pregunta, pero era un inútil
cuando tenía la oportunidad de prepararse, y los alaridos
esporádicos de los cismexes destrozaron su concentración
y convirtieron su charla en un montón de astillas. Un
fragmento que se me clavó en la memoria fue el final: «Si
todo parece ambiguo, se debe a que lo es; si eso os
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