Page 241 - Anatema - Neal Stephenson
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motus, sin cismex. Es posible que cada pocos años pase un


          inquisidor a meter la cabeza por la puerta, para comprobar

          que todo va bien.

            —¿Qué sentido tiene? —preguntó Dath.


            —Precisamente eso es lo que quiero que pienses —dijo

          Orolo, y se volvió para seguir hablando con el padre de

          Jesry.


            Dath  hizo  un  gesto  de  rendición.  Arsibalt  y  yo  nos

          reímos, pero no a su costa.

            —Así es como pa Orolo ejecuta sus sucios actos —le dije.


            —Esta noche, en lugar de dormir, te quedarás despierto

          preguntándote qué quería decir —dijo Arsibalt.


            —Bien,  ¿no  vais  a  ayudarme?  ¡No  soy  un  fra!  —nos

          imploró Dath.

            —¿Qué  impulsaría  a  alguien  a  sentarse  en  un


          apartamento  solitario  leyendo  y  pensando?  —preguntó

          Arsibalt—. ¿Qué tendría que ser cierto, en el caso de esa


          persona,  como  para  que  considerase  que  vale  la  pena

          invertir en eso la vida?

            —No  lo  sé.  ¿Grandes  dosis  de  timidez?  ¿Miedo  a  los


          espacios abiertos?

            —La  agorafobia  no  es  la  respuesta  correcta  —dijo

          Arsibalt, un poco malhumorado.


            —¿Y  si  los  lugares  a  los  que  fueses  y  las  cosas  que

          encontrases  en  el  curso  de  tu  trabajo  resultasen  más

          interesantes que lo disponible en el mundo físico que te


          rodea? —apunté.



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