Page 247 - Anatema - Neal Stephenson
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información sobre los peligros del mantenimiento casero
sino también celebraciones, con risas, lágrimas, y en
ocasiones risas y lágrimas al mismo tiempo, sobre el amor
que nos profesamos. Así que podríamos decir que nada
era lo que superficialmente parecía ser, algo que, en otro
contexto, resultaría un poco siniestro. Pero,
evidentemente, no lo era. Todos lo comprendíamos.
También todos vosotros lo comprendéis. Y se parece
mucho a lo que los fras y sures hacen continuamente en
este concento. Gracias. —Y Corlandin se sentó.
Los murmullos un tanto indignados de los avotos —ya
que no todos estaban seguros de estar de acuerdo con él—
quedaron ahogados por los aplausos de la mayoría de los
visitantes. A continuación la pobre sur Frandling tuvo que
ponerse en pie y decir unas palabras en nombre de los
Antiguos Faanianos Reformados. Por lo que respectaba al
público, bien podría haber estado leyendo una lista de
datos económicos. A la mayoría de los avotos los
indignaba la elocuencia de Corlandin —o su labia— y
entre ellos se encontraba Orolo. Pero también comentó que
Corlandin había suavizado un momento espinoso y que
probablemente nos hubiese ganado algunas simpatías
extramuros.
—¿Cómo se sabe que alguien tiene verdadera labia? —
me murmuró Jesry.
—Voy a picar. ¿Cómo?
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