Page 266 - Anatema - Neal Stephenson
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dado que, de desearlo, habría podido pasarme el día
mirando a mis hermanos y hermanas paseando en libertad
por el concento y (suponía) hablando de todo tipo de cosas
interesantes, o al menos contándose anécdotas graciosas.
La cornisa saliente del Guardián Fensor bloqueaba la
mayor parte del cielo, pero alcanzaba a ver como unos
veinte grados por encima del horizonte. Mi ventana estaba
orientada hacia la Puerta de Siglo, y la Puerta de Década
era visible a la derecha si pegaba la cara al vidrio. Por lo
que cuando el sol salió, la mañana después de la Décima
Noche, oí el servicio de cierre de Apert. Mirando por el
arco de mi celda vi las cadenas moviéndose a medida que
las válvulas de agua actuaban. Luego, yendo hasta el otro
lado de la celda y mirando por la ventana distinguí un hilo
argentino de agua que recorría el acueducto hasta la
Puerta de Década y observé cómo la puerta se cerraba
lentamente. Extramuros sólo había unos cuantos
espectadores. Durante un rato me torturé con la idea de
que Cord estuviese allí de pie, esperando triste a que yo
saliese corriendo en el último momento para darle un
abrazo de despedida. Pero esas ideas se esfumaron con
rapidez tras el cierre de las puertas. Vi a los avotos
desmontar la cubierta y plegar las mesas. Me comí el
pedazo de pan y me bebí el cuenco de leche que uno de los
lacayos de sur Trestanas había dejado en mi celda.
Luego me dediqué al Libro.
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