Page 268 - Anatema - Neal Stephenson
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al menos toda una noche, aunque cualquier alborotador
merecedor de ese nombre se lo pulía en un día. El cinco
habitualmente implicaba una estancia de varias semanas.
Se podía apelar ante el Primado, y posteriormente ante la
Inquisición, cualquier sentencia al capítulo seis u otro
superior. El capítulo doce era equivalente a una sentencia
de por vida a trabajos forzados en confinamiento solitario;
en 3.690 años sólo tres avotos lo habían terminado, y los
tres se habían vuelto irremediablemente locos.
Más allá del seis, el castigo podía durar años. Muchos
preferían abandonar el concento antes que soportarlo. Los
que lo cumplían quedaban transformados: tranquilos y
sumisos. Esto puede parecer una locura, porque la tarea
no consistía más que en copiar los capítulos exigidos,
memorizarlos y luego responder a unas preguntas ante un
grupo de jerarcas. Pero durante siglos el contenido del
Libro se había ido refinando para ser ilógico, exasperante
e inútil: al principio de forma evidente, más sutilmente a
medida que avanzaban los capítulos. Era un laberinto sin
salida, una ecuación que tras semanas de trabajo venía a
ser 2=3. El capítulo uno era una página de rimas infantiles
salpicadas de palabras sin sentido que casi rimaban…
pero no del todo. El capítulo cuatro estaba compuesto por
cuatro páginas de dígitos de Π. Sin embargo, a
continuación, ya no había más absoluto azar en el Libro,
porque lo realmente aleatorio es fácil de memorizar en
cuanto aprendes algunos trucos… y todos los que habían
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