Page 272 - Anatema - Neal Stephenson
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interpretaron el Cántico de Prohijar. Cantaron con vigor


          pero con cierta tosquedad… por lo que supe que se unía a

          los  edharianos.  Durante  ese  rato  me  resultó  difícil

          concentrarme  en  el  Libro,  y  posteriormente  no  pude


          avanzar mucho hasta después de Provenir.

            Al día siguiente volvieron a sonar esos repiques. Dos más

          se  unieron  a  los  edharianos  y  una  —Ala—  se  unió  al


          Nuevo  Círculo.  Ninguna  sorpresa.  Siempre  habíamos

          supuesto  que  acabaría  siendo  jerarca.  Pero,  por  alguna

          razón, saberlo me mantuvo despierto hasta muy tarde. Era


          como si Ala se hubiese ido a algún otro concento donde

          jamás volvería a verla, jamás volvería a argumentar con


          ella,  jamás  competiría  con  ella  para  ver  quién  podía

          resolver antes un problema teorético. Lo que era absurdo,

          porque se quedaba justo en el mismo lugar, en Edhar, y


          todos los días comería con ella en el Refectorio. Pero una

          parte de mi cerebro insistía en considerar que la decisión


          de Ala era una pérdida personal para mí, y me castigaba

          manteniéndome despierto.

            Había  una  lección  oculta  en  mi  forma  de  descifrar  los


          repiques de Eliger mirando las cuerdas. Porque continué

          escribiendo el relato de las semanas anteriores —mientras

          me acosaba la sensación de que se me escapaba algo— y,


          finalmente, transcribí mi conversación con fra Orolo en el

          astrohenge  y  su  discusión  en  voz  baja  con  Trestanas,

          inmediatamente después, en la reja. Mientras escribía miré


          por  la  ventana  hacia  el  lugar  donde  había  sucedido



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