Page 273 - Anatema - Neal Stephenson
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aquello, y me di cuenta de que la reja estaba cerrada… a
pesar de que era de día. También veía la cancela
centenaria. Cerrada. Las dos habían estado cerradas
durante toda mi estancia en la celda. Con el paso de los
días fue convenciéndome de que el astrohenge estaba
totalmente cerrado, y que eso había sucedido en el mismo
momento en el que el Maestro de las Llaves había bajado
la reja tras Orolo y yo en el octavo día de Apert. El cierre
del astrohenge —que, estaba seguro, no tenía precedentes
en toda la historia del concento de Sante Edhar— debía de
haber sido el tema de la agitada conversación entre Orolo
y Trestanas.
¿Era demasiado suponer que la llegada de los
inquisidores, unos días más tarde, no había sido una
coincidencia? El nuestro miraba al mismo cielo que todos
los astrohenges del mundo. Si el nuestro estaba cerrado —
si ahí fuera había algo que se suponía que no debíamos
ver—, los demás también debían de estarlo. La orden
habría llegado por el Reticulum el octavo día de Apert y
luego había sido transmitida por un Ati a sur Trestanas;
justo en el mismo momento, suponía, en que Varax y Onali
iniciaban su viaje al «remoto ermitorio» de Sante Edhar.
Todo lo cual tenía cierto sentido, pero no me servía de
nada para responder a la pregunta más desconcertante y
trascendente: ¿por qué iban a querer cerrar el astrohenge?
Era la última parte del concento de la que uno hubiese
dicho que se preocuparían los jerarcas. Su deber era
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