Page 324 - Anatema - Neal Stephenson
P. 324
—¿La aguja de las brújulas?
Momento en el que intervino una voz aguda:
—Órbitas polares.
Nos volvimos y vimos a Barb, que se acercaba con una
bandeja de comida. Seguramente mientras hacía cola nos
prestaba atención con un oído. Ahora nos daba la
respuesta al acertijo empleando una voz preadolescente
que podrían haber oído en el Cerro de Bly. Había sido una
frase tan extraña que las cabezas se habían vuelto por todo
el Refectorio.
—Por definición —añadió, con la voz cantarina que
empleaba cuando declamaba algo que había memorizado
de algún libro—, un satélite en órbita polar debe pasar por
encima de cada polo durante cada vuelta alrededor de
Arbre.
Orolo se encajó en la boca un trozo de pan mojado en
salsa para ocultar su contento. Barb se encontraba justo a
mi lado con la bandeja, a unas pocas pulgadas de mi oreja,
pero no mostraba intención de sentarse.
Tenía la sensación de que me vigilaban. Miré a fra
Corlandin, sentado a unas mesas de distancia, y vi que
apartaba la vista. Pero todavía podía oír a Barb:
—Un telescopio orientado hacia el norte tendría muchas
probabilidades de detectar…
Le tiré de un pliegue suelto del paño. Bajó un brazo. Toda
la comida se desplazó en la bandeja y la desequilibró.
Todo cayó al suelo.
324

