Page 369 - Anatema - Neal Stephenson
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silencio sepulcral. Ahora murmuraba, produciendo un
sonido como no había oído nunca.
Todo lo sucedido desde Apert adquirió un nuevo
sentido, como si un montón de fragmentos hubiesen
volado por los aires para recomponer un espejo.
Una parte de mí me decía que siguiera moviéndome, que
ésa era la única oportunidad que tenía de recuperar la
tablilla. La imagen que tuviese almacenada ya no
importaba, pero Orolo me había dejado claro, unos
minutos antes, que quería la tablilla del M y M. Tenía que
recuperar ambas. Si fallaba, tendría muchos problemas…
quizá me expulsasen. Lo que era peor, le fallaría a Orolo.
¿Cuánto tiempo llevaba agachado sin moverme en la
pasarela? ¡Tiempo perdido! ¡Tiempo perdido! Me obligué
a moverme.
¿Qué nombre pronunciarían? ¿Quizás el mío? ¿Qué
pasaría si no me presentaba? La idea tenía ciertos toques
morbosos. Todavía más morboso era imaginar una forma
de responder a la llamada: saltar por el centro del pozo.
Con suerte caería sobre sur Trestanas. Ésa sí que hubiera
sido una anécdota inmortal de Sante Edhar y el mundo
cenobítico en general. Incluso quizá lo publicasen en el
periódico local.
Pero ese gesto no sacaría la tablilla del Ojo de Clesthyra,
ni la que quería Orolo del M y M. Era un premio por el que
valía la pena arriesgarse.
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