Page 45 - Anatema - Neal Stephenson
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cenobios. Pero había Unarios más que suficientes para
llenarlo, así que no nos molestaba que tuviesen tanto
espacio.
Quedaban las cuatro pantallas del presbiterio —noreste,
sureste, suroeste y noroeste—, de la misma forma y
tamaño que las situadas en los puntos cardinales pero que
no estaban conectadas a ninguna nave. En las cuatro
esquinas de las pantallas se encontraban las cuatro
esquinas de la Seo, atestadas de construcciones poco
convenientes para los humanos pero necesarias para que
el conjunto se mantuviese en pie. Nuestra esquina, en el
suroeste, era con diferencia la más atestada, ya que había
unos trescientos Dieces. Por tanto, nuestro espacio lo
habían ampliado con un par de torres laterales que
sobresalían de los muros de la Seo y que explicaban la
evidente asimetría de esa esquina.
La esquina noroeste conectaba con el complejo del
Primado, y la usaban sólo él, sus invitados, los guardianes
y otros jerarcas, por lo que allí no tenían problemas de
espacio. La esquina sureste era de los Milésimos; daba
directamente a su espléndida escalera de piedra tallada a
mano, que viraba y subía sinuosa por la cara de su risco.
La esquina noreste, situada justo enfrente de la nuestra,
estaba reservada para los Ati. Su portal comunicaba
directamente con el pasadizo que recorría la zona entre el
lateral de la Seo y el acantilado natural de piedra que, en
ese punto, constituía el muro exterior del concento.
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