Page 44 - Anatema - Neal Stephenson
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presbiterio pero era imposible ver más allá, y eso creaba la


          ilusión de que cada nave era única y controlaba todo el

          presbiterio.

            La  nave  este  estaba  vacía  y  se  usaba  poco.  Había


          preguntado la razón a fras y sures de mayor edad; habían

          agitado la mano y me habían «explicado» que se trataba

          de la entrada oficial de la Seo. Si ése era el caso, era tan


          oficial que nadie sabía qué hacer con ella. En su época allí

          había habido un órgano de tubo, pero había desaparecido

          durante  el  Segundo  Saqueo  y  mejoras  posteriores  de  la


          Disciplina  habían  prohibido  cualquier  otro  instrumento

          musical.  Cuando  mi  cosecha  era  más  joven,  Orolo  nos


          había engañado durante varios años contándonos que se

          hablaba de convertirlo en santuario para fras de diez mil

          años si el concento de Sante Edhar se decidía alguna vez a


          construir tal cenobio.

            «A los Milenarios se les envió la propuesta hace 689 años


          —decía— y se espera que respondan dentro de 311.»

            La  nave  sur  estaba  reservada  a  los  Centenarios,  que

          podían  llegar  a  ella  cruzando  su  mitad  del  prado.  Era


          demasiado grande para ellos. A los Dieces, que debíamos

          apretujarnos en un espacio mucho más pequeño, justo al

          lado, era un hecho que nos incordiaba desde hacía más de


          tres mil años.

            La nave oeste tenía las mejores vidrieras y las mejores

          tallas en piedra porque era la que usaban los Unarios, que


          tenían  con  diferencia  el  mejor  dotado  de  todos  los



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