Page 40 - Anatema - Neal Stephenson
P. 40

para llegar a la Seo. Era la ruta que tomaban la mayoría de


          mis colegas Dieces.

            Pero en lugar de esperar a que se disolviese el tapón de

          sures, retrocedí hasta la sede, que en realidad no era más


          que una zona amplia de la galería que rodeaba el Claustro.

          Disponía de una salida posterior que me llevó hasta un

          callejón cubierto entre salas de tiza y talleres. Sus paredes


          estaban  llenas  de  nichos  donde  guardábamos  nuestros

          trabajos.  Los  extremos  y  las  esquinas  de  manuscritos  a

          medio  terminar  sobresalían,  amarillentos  y  retorcidos,


          estrechando el pasillo todavía más.

            Corriendo  hasta  el  final  y  pasando  un  arco  estrecho  y


          bajo,  llegué  a  un  prado  que  se  extendía  al  pie  de  la

          elevación sobre la que se había construido la Seo y que

          servía  como  zona  que  nos  separaba  del  cenobio  de  los


          Centenarios.  Los  Centenos  usaban  su  lado  para  criar

          ganado.


            Cuando  fui  recolectado,  empleábamos  nuestro  lado

          como césped. Varios años después, a finales del verano,

          fra Lio y fra Jesry fueron enviados a recorrerlo con azadas


          en busca de plantas de las Once. Y efectivamente habían

          dado con una zona de lo que parecía hierba flemática. Así

          que  la  cortaron,  la  apilaron  en  el  centro  del  prado  y  le


          prendieron fuego.

            Al final de ese día, todo nuestro lado del prado se había

          convertido en una extensión de hierba carbonizada, y los


          ruidos  que  llegaban  de  lo  alto  de  la  muralla  daban  a



                                                                                                            40
   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45