Page 512 - Anatema - Neal Stephenson
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—Tienen un bufé de desayuno gratis. En ocasiones mi


          padre y yo comíamos allí.

            Me puso triste, pero no podía discutir su lógica, así que

          seguí  a  Barb,  y  Jad  me  siguió  a  mí.  El  casino  era  un


          laberinto  de  pasillos  idénticos.  Ahorraban  dinero

          reduciendo la iluminación y evitando lavar la moqueta; el

          moho  nos  hizo  estornudar.  Acabamos  en  una  sala  sin


          ventanas del subsuelo. Hombres gordos, que olían a jabón,

          estaban sentados a solas o por parejas. No había nada que

          leer.  Había  un  motus  montado  en  la  pared,  con  las


          noticias, el tiempo y los deportes. Era la primera praxis de

          imágenes  en  movimiento  que  fra  Jad  hubiese  visto  y  le


          llevó un rato acostumbrarse. Barb y yo le dejamos mirar

          mientras íbamos a buscar comida. Pusimos las bandejas en

          una mesa y luego fui a por fra Jad, que miraba los mejores


          momentos  de  un  partido  de  pelota.  Un  hombre  de  una

          mesa cercana intentaba mantener con él una conversación


          sobre uno de los equipos. Resulta que en la camiseta fra

          Jad  llevaba  el  logo  de  ese  mismo  equipo,  lo  que  había

          inducido al hombre a sacar varias conclusiones erróneas.


          Me coloqué entre el rostro de fra Jad y el motus y logré

          romper  su  hechizo.  Luego  lo  acompañé  al  bufé.  Los

          Milésimos no comían mucha carne porque en su risco no


          había mucho espacio para criar animales. Parecía más que

          dispuesto a compensar el tiempo perdido. Intenté hacerle

          tomar cereales, pero él sabía bien lo que quería.







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